Si bien conseguir que un medicamento pase de la fase de descubrimiento a los ensayos clínicos y, posteriormente, a estar a la venta en farmacias cuesta millones de dólares y lleva varios años, la realidad virtual está empezando a ayudar a Nimbus a reducir esos períodos iniciales y algunos de los costes relacionados. Recientemente, mientras evaluaban la enzima AMPKβ2 (un nodo que se considera una diana terapéutica en enfermedades metabólicas), Whitehead y su equipo pensaron que habían determinado la mejor estrategia de selectividad del medicamento en una gran estructura macromolecular de AMPKβ2. Sin embargo, después de ponerse las gafas Oculus Quest y observar la simulación de la proteína moverse en Nanome, se dio cuenta de que era necesario cambiar esa estrategia y que otro vector sintético era más prometedor.
“Poder inspeccionar estas estructuras en la realidad virtual nos permite hacer otras preguntas, proponer más experimentaciones y probar nuestras ideas para que la ciencia avance”, ha comentado. Dado que su equipo está intentando acortar el ciclo de 12-18 meses de “optimización de cabezas de serie” para conseguir un candidato clínico lo más rápido posible, Nanome y Oculus representan una ventaja significativa. “En el ejemplo de AMPKβ2, conseguimos que nuestros compuestos fueran más activos en la diana. Estos tipos de decisiones pueden ahorrar decenas de miles de dólares al año”.